lunes, 22 de marzo de 2010

La visión ética en los problemas latinoamericanos


La realidad latinoamericana de los negocios y las empresas tiene importantes singularidades en relación con la evolución global en el mundo. América Latina como continente tiene problemas en su agenda y prioridades que la diferencian del resto de las Américas. No son iguales los problemas del empresario industrial canadiense que los del empresario industrial argentino.
Como las realidades y los problemas no son comparables, debemos respetar las especificidades de cada caso, para comprender lo que pasa y poder ayudar. Con puntos de partida distintos y caminos diferentes, es muy difícil hablar en términos generales de las necesidades continentales de evolución empresarial, sobre todo si pensamos exclusivamente en términos económicos.
Nuestros respectivos sistemas educativos básicos y nuestra respuesta a la problemática laboral y también la atención de servicios previsionales, serán el mejor termómetro para mostrar nuestra capacidad de enfrentar los retos estructurales que impone la actualidad. Y ante esto el componente solidario, y sus profundas raíces éticas, pueden habilitar un salto cualitativo relevante.
Se habla mucho de la pobreza latinoamericana como limitante de la capacidad de hacer de los gobiernos. El error está en definir pobreza a partir del capital material, para justificarnos. La pobreza que inmoviliza es de otro tipo. Pobres son quienes apagan oportunamente su conciencia para dejar de ver lo que no les gusta o aquellos que emplean sistemáticamente la violencia para abrir paso a sus razones.
En todas estas cuestiones, los valores fundamentales que se defienden marcan la diferencia. Valores que deben hacer florecer lo mejor de nosotros mismos, pensando con un modelo gana-gana, cuando negociemos acuerdos con nuestros socios regionales, porque no hay acuerdos estructurales permanentes basados en el sacrificio unilateral de una de las partes.

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